Una de las cosmovisiones más presentes en diversas culturas desde tiempos ancestrales es la que en Occidente se denominó “pensamiento trágico” por haber quedado muy bien representada en los relatos teatrales de la Grecia Ática. Con momentos álgidos como el Barroco, en la época actual se dan circunstancias que han reavivado con fuerza la llama de lo trágico en nuestro convulso marco sociocultural. Ciertamente, el progreso industrial no ha logrado que dejemos de preguntarnos quiénes somos ni de dónde venimos, al tiempo que el tecnológico mundo VICAH y BANI nos obliga a preguntarnos (quizá más que nunca) adónde vamos; pero también dónde estamos, pues la inteligencia artificial y los universos virtuales (realidad aumentada, metaverso…) evidencian la vertiginosa fusión de los mundos presencial y digital en una misma experiencia empírica. Nos guste o no, nuestra actual dependencia de Internet en sus múltiples facetas y funciones nos convierte en entidades cibernéticas y orgánicas: en cíborgs.
En esta coyuntura, la Transmodernidad se manifiesta, ya desde su esencia, como el paradigma sociocultural de la hibridez pues convergen en ella importantes elementos de la Modernidad industrial y de la Posmodernidad. Como concreciones de la hibridación, en la Transmodernidad operan dinámicas relacionadas con la ausencia de unidad, con la contingencia y con la virtualidad. Estas realimentan, una vez más, el espíritu trágico de nuestra cultura: nos sentimos desubicados y abrumados por el exceso de información y de oferta de productos y servicios, los progresos tecnológicos siguen sin garantizar que alcancemos ciertos propósitos individuales y sociales, son cada vez más tenues las diferencias entre la experiencia material y sus representaciones y, para colmo, los acontecimientos tienden a repetirse como si fuéramos incapaces de aprender de nuestros errores.
De todos ellas podemos encontrar muy diversas manifestaciones en el ámbito creativo, siendo la industria cultural audiovisual un fértil campo de estudio. Sin pretender ser exhaustivos, ofreceremos algunos ejemplos que nos ayuden a identificar asuntos trágicos de origen ancestral tamizados por las dinámicas transmodernas.
Pedro Javier Millán Barroso es actualmente Profesor en la UNIR (Universidad Internacional de La Rioja)
Doctor en Comunicación (Universidad de Sevilla). Docente desde 2006, aplica planteamientos y herramientas con enfoque al aprendizaje transversal y aplicado. Miembro de grupos de investigación y director de la revista internacional Cauce. “Revista Internacional de Filología, Comunicación y sus Didácticas”. Es autor del libro Cine, flamenco y género audiovisual. Enunciación de lo trágico en las películas musicales de Carlos Saura, Sevilla: Alfar, 2009.
Doctor por la Universidad de Sevilla en el programa “Proceso de la Comunicación” (2008), obteniendo el Premio Extraordinario de Doctorado en Ciencias Sociales y Jurídicas y el Premio RTVA a la Excelencia Académica. Máster en Gestión de Empresas Audiovisuales (2002). Inició su trayectoria en la Universidad de Sevilla (2006) y la continuó en la de Extremadura (2012), donde fue accésit al Premio de Excelencia Docente del programa DOCENTIA (2019), año en que se incorporó al equipo de UNIR. Ha impartido muy diversas asignaturas en licenciaturas, grados, másteres y doctorados, lo cual le aporta un enfoque transdisciplinar.
Líneas de investigación: Investigador en los campos del discurso audiovisual, la comunicación organizacional, el marketing educativo y el software libre para la docencia. Una de las líneas de trabajo se orienta hacia la Responsabilidad Social Educativa como marco para la innovación en la enseñanza. Asimismo, estudia las manifestaciones de la Transmodernidad en los ámbitos diversos de la cultura tales como la expresión artística y la enseñanza
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