Émérite ou retraité
(Buenos Aires 1943 – Paris 2001)
Fondateur du CRIMIC
Professeur de Civilisation et littérature espagnole contemporaine, UFR d’Etudes ibériques et latino-américaines, Paris Sorbonne
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“Carlos Serrano, hispanista, catedrático de la Sorbona”
par Marta Bizcarrondo et Antonio Elorza
(publié en mars 2001 dans El País, texte reproduit avec l’aimable autorisation de ses auteurs)
Acaba de fallecer en París el hispanista Carlos Serrano, catedrático de la Sorbona y autor de destacados estudios sobre historia de la literatura española contemporánea, y en particular sobre la crisis del 98. Hijo del escritor republicano Arturo Serrano Plaja, nació en Buenos Aires en 1943, reflejando en su trayectoria biográfica las dificultades de un hijo del exilio que se ve obligado a hacer compatibles sus estudios con otro tipo de trabajos. Es así cómo el golpe de Pinochet le sorprende en Santiago de Chile ejerciendo de guía turístico.
Formado en París, perteneció a una brillante generación de hispanistas que tenía por maestros a Pierre Vilar y a Noel Salomón, lo cual implicaba la exigencia de un rigor muy alto en las investigaciones y en la interpretación de los textos, desde una aproximación metodológica marxista. Como sucediera con otros miembros de su grupo — Jean-François Botrel, Serge Salaün, Michel Ralle, Jacques Maurice —, Carlos Serrano fue conocido en medios afines españoles gracias a los coloquios de Pau organizados por Manuel Tuñón de Lara, y, como casi todos ellos, colaboró intensamente en Estudios de Historia Social.
La tesis doctoral de Carlos, El turno del pueblo, fue leída en 1984, publicándose primero en francés y el año pasado en español por Península. Con Jacques Maurice escribió una brillante aproximación a Joaquín Costa y, dentro de la misma colección de Siglo XXI, una excelente síntesis sobre el final del Imperio español.
Tampoco puede olvidarse su libro de juventud, escrito con M. C. Lecuyer, La guerra de África y sus repercusiones en España (1976). Tras sufrir, hace diez años, una enfermedad cardiaca que hizo necesario un trasplante de corazón, reanudó el trabajo con la vitalidad y el entusiasmo que siempre le caracterizaran, con el apoyo impagable de su compañera, Amaya, vasca del exilio. En estos años siguió ocupándose del mismo arco de problemas, pero con un cambio de metodología, visible en su « Con ciencia de la crisis, conciencias en crisis », del volumen Más se perdió en Cuba (1998), y en el libro, centrado en temas de memoria histórica, El nacimiento de Carmen (1999).
Carlos Serrano fue un hombre que amaba la vida, tanto en el orden personal como en el académico, siendo en consecuencia un activo animador de contactos intelectuales entre Francia y España. A mediados del pasado año, una segunda enfermedad, esta vez irreversible, fue afectando a un trabajo intelectual que mantuvo hasta pocas semanas antes de su muerte. Muchos historiadores españoles hemos perdido a un gran amigo.